Lamentablemente este tipo de problema tiene difícil solución práctica. El primer obstáculo lo constituye la necesidad de contar con una prueba de los ruidos pues obliga a contratar a un profesional en horas intempestivas en diferentes días y sin la seguridad de que ese día/noche se vayan a producir los ruidos, lo cual es caro. Si se dispusiese de la prueba, y esta acreditase un ruido de una intensidad y frecuente que soprepasa los límites de lo tolerable, habría que pedir a la comunidad que requiriese a dichos vecinos el cese de dicha conducta. Si la comunidad no actúa podría actuar Vd. directamente. El éxito consiste en que el juzgado llegue incluso a privar a los ocupantes del piso del uso del mismo, pero para ello como digo la prueba debe ser clara, y los ruidos extraordinarios. De lo contrario es muy difícil lograr tutela judicial.